Al separarnos, chorros de sudor escurren por nuestro vientre caliente como si fuese una carrera que inicia justo después de que nuestros cuerpos extasiados cesan de hacer el amor. El segundero es nuestro corazón agitado. ¿Quién ganará?
Nos detenemos un momento a observarnos, a besarnos lento, a reposar. Pero mis manos aun juguetonas deciden recorrerte rozando tu piel hasta encontrar los puntos que te hacen estremecer.
Empiezo a explorar más tu cuerpo y finjo no conocerlo de memoria. Entonces el espíritu del orgasmo anterior se va y uno nuevo empieza a rondar en nuestro ser. La destreza de seducirte me excita de nuevo.
Pronto la lujuria vuelve a despertar y nos envuelve en pasión desbordada. Piel erizada, músculos tensos, movimientos sincronizados, lenguas mojadas y amor desenfrenado; todo se fusiona y hacemos el amor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario